DEFINITIVAMENTE, LOS ESTEPARIOS NO SALIERON DESDE LAS ESTEPAS A CABALLO NI EN CARROS TIRADOS POR CABALLOS, SINO POR BUEYES. UNA DE LAS VISIONES MÁS “ROMÁNTICAS” O “ÉPICAS” HA RESULTADO SER ABSOLUTAMENTE FALSA

DEFINITIVAMENTE, LOS ESTEPARIOS NO VINIERON DESDE LAS ESTEPAS A CABALLO NI EN CARROS. UNA DE LAS VISIONES MÁS "ROMÁNTICAS" O "ÉPICAS" HA RESULTADO SER ABSOLUTAMENTE FALSA

The Epigraphic Society, Revista Argárica y SAIS*

¿Fueron los esteparios (supuestos hablantes del Proto-Indoeuropeo) los primeros en domesticar los caballos para cabalgar y se valieron de estos para su expansión dominadora?

La lingüística comparada y la propia genética de los caballos analizada hasta la fecha demuestran que los caballos no fueron domesticados para cabalgar y tirar de carros hasta después del 2500 a. C., es decir, mucho tiempo después de que los esteparios salieran de las Estepas en varias direcciones hacia Europa y Asia, y los datos que aporta la arqueolingüística comparada confirma esta conclusión. Los primeros carros, de pocos antes eran tirados por bueyes, no por caballos.

Todo lo anterior lo habíamos venido ya observado y comentado solo a través de la lingüística comparada. Era algo muy fácil de verificar, dado que si los esteparios hubieran sido los responsables de propagación del uso del caballo para cabalgar y tirar de carros, y por ende, propagadores del carro mismo y la rueda por casi toda Eurasia, entonces, en todas las lenguas indoeuropeas (dado que se supone son todas hijas del supuesto Proto-Indoeuropeo que ellos hablarían) deberían hallarse los mismos términos (o muy parecidos) a los que ellos usaban para referirse a “caballo”, “yegua”, “montar”, “cabalgar”, “carro” y “rueda”, pues bien, cuando hice los deberes (deberes que debieron haber realizado los genetistas que se lanzaron a tales conclusiones apresuradas solo por genética humana, como si genes fuera = lengua), resultó que no se cumple en absoluto. Apenas un par de grupos de lenguas indoeuropeas comparten un mismo término para “rueda” o “carro” (ni siquiera para ambos términos), y lo mismo ocurre con los términos para “caballo”, “yegua”, y “cabalgar”.

Por ejemplo, para el término “cabalgar” existen en lenguas indoeuropeas siete términos completamente diferentes, repartidos en seis de los once clados o grupos lingüísticos que conforman la familia euroasiática indoeuropea, teniendo uno de los grupos dos términos diferentes. Es decir, que ni un solo término para cabalgar es compartido por todos los grupos de lenguas indoeuropeas.

Y, como era de esperar, todos los restantes pueblos de Asia tienen también sus propios términos no derivados en absoluto de ninguno  de los términos indoeuropeos. Es decir, que ellos no les deben tampoco a los indoeuropeos el conocimiento de tales tecnologías y conceptos, dado que un principio de la lingüística bien conocido y verificado es que los pueblos que adoptan una nueva tecnología, conocimiento o concepto de otros, mantienen la denominación extranjera, con pocas modificaciones fonéticas, y aunque a veces terminan después creando algunas propias, la primera que obtuvieron de una lengua extranjera siempre sobrevive, aunque sea como uso alternativo.

En total se puede hablar de más de ciento cincuenta términos repartidos entre casi todas las lenguas de los cinco continentes para referirse al concepto de “cabalgar” sobre caballos, pero solo unos pocos son compartidos por diferentes lenguas en contacto lingüístico dentro de la misma Asia, las cuales comparten términos creados por mongoles, túrquicos y sino-tibetanos. Señal todo ello, de nuevo, de diferentes orígenes para el arte de la equitación que nada deben a los indoeuropeos.

En cuanto al término para “caballo”, los datos son aún más “escandalosos”. Al menos unos diecinueve términos diferentes repartidos en unas cuarenta y cinco formas entre casi todos los grupos o clados lingüísticos indoeuropeos, donde, de nuevo, ni uno solo es compartido por todos los clados descendientes del Proto-Indoeuropeo. El término más compartido sería el Proto-IE: *ek’w- ‘caballo’, que al parecer (con algunos casos dudosos) pasa al menos a seis de los once grupos o clados lingüísticos indoeuropeos.

¿Se valieron los esteparios (supuestos hablantes del Proto-Indoeuropeo) del carro como arma de guerra para sus expansiones?

Lo mismos sucede con el término para “carro”. Unos seis términos repartidos, esta vez, entre cinco de los once clados o grupos lingüísticos indoeuropeos identificados dentro de la misma familia indoeuropea, y de nuevo, ni uno solo de ellos es compartido por todas las familias de lenguas indoeuropeas. De hecho, ninguno es compartido por más de dos grupos o clados que, obviamente, son cercanos, geográficamente.

En cuanto al término para “rueda”, lo mismo. Se conocen unos siete términos diferentes repartidos en seis grupos lingüísticos, dos de ellos en un mismo grupo, pero de nuevo, ni uno solo es compartido por todas las lenguas indoeuropeas. Una vez más, clara señal de que este concepto (como los anteriores) no era conocido por los portadores del Proto-Indoeuropeo, ya fueran los esteparios o los mismos afrasiático-anatólicos que propagan la agricultura y la alfarería por casi toda Europa y gran parte del Asia Occidental y Medio Oriente durante el Neolítico.

De modo que, incuestionablemente, la gran diferencia de términos para tales conceptos ya demostraba (desde que se conocen hace ya más de cien años) orígenes diversos para los mismos. O sea, que no derivan de una misma lengua madre o proto-lengua como la Proto-Indoeuropea que supuestamente sería hablada por los guerreros esteparios.

¿Fueron realmente los esteparios (supuestos hablantes del Proto-Indoeuropeo) tan feroces guerreros como nos lo han estado describiendo hasta la fecha?

Además de los términos para “cabalgar”, “carro”, “rueda” y “caballo”, donde ni uno solo de ellos es compartido por todos los grupos o clados lingüísticos indoeuropeos como debería haber sucedido si realmente todos descienden de unos protoindoeuropeos que ya conocían y usaban tales términos, lo mismo podemos decir de conceptos como “guerra”, “guerrero”, “lucha”, “pelea”, “batalla”, “combate”, “vencer”, “conquistar”, “dominar”, etc., tan importantes para esta visión (a todas luces fantasiosa) de guerreros esteparios a caballo y en carros arrasando a todas las poblaciones masculinas de aquellos lugares de Europa y Asia por donde se extendían. Y no estamos poniendo en duda lo de “arrasar”, que sí parece tener mejor fundamento genético, sino la visión tecnológica de los mismos o que realmente fuera protoindoeuropea su lengua principal o dominante.

En cuanto a la principal arma de los esteparios, esa que ha sido descrita como “terrible hacha de batalla” o “poderosa y mortal hacha de bronce”, entre otros calificativos, pues más de lo mismo. Se documentan cinco formas diferentes que están repartidas en este caso en nueve de los once grupos o clados lingüísticos, pero de nuevo, no todas, sino que solo algunas son compartidas por unos tres, cuatro o cinco clados, mientras que otras solo por dos y otras solo por un clado, y en cualquier caso, ninguna de las formas es compartida por todos los grupos o clados lingüísticos indoeuropeos a la vez.

Las formas del Proto-Indoeuropeo son: *agʷes-i-, *kerw-, *pelek’-, *wedh- (esta solo como hacha de carpintero y en sola lengua de uno de los once clados lingüísticos indoeuropeos), y *adh[e]s-. De hecho, el asunto es más serio aún, ya que de esas cinco formas protoindoeuropeas, en realidad solo una (*agʷes-i-) definiría al “hacha de guerra” o “hacha de batalla” (además de al hacha de leñador), ya que es la única que consta que pasó al Alto Alemán Antiguo: ‘ackus’ con tal definición de “hacha de guerra” o “hacha de batalla”, pues el Holandés: ‘strijdbijl’, que da nombre en dicha lengua al “hacha de batalla”, no se origina en ninguna de las cinco formas proto-indoeuropeas conocidas. Lo único más o menos seguro que tenemos es que podría derivar del Pre-Proto-Germánico: *streydʰh₁- “contender, pelear”, pero su posible origen desde el Indoeuropeo no es aceptado aún por todos. Es posible que sea un término tomado de otra familia de lenguas, o bien una invención propia de los pueblos pre-proto-germánicos. En cualquier caso, ninguna de estas dos formas es compartida por ninguno de los demás grupos o clados, al igual que sucede con las otras, las cuales, de paso sea aclarado, son todas genéricas, para cualquier tipo de hacha, por lo general para el hacha de carpintero o de leñador.

En cuanto al concepto de “vencer, ganar, conquistar”, hay unas veinticinco formas diferentes repartidas entre casi todos los grupos o clados lingüísticos indoeuropeos, y, de nuevo, ninguno de ellos es compartido por todos los grupos. Por otra parte, de un concepto tan importante como “gobernar, dominar, reinar” (para grupos de supuestas élites guerreras que se da por sentado que se hicieron con el poder mediante una dominación violenta), resulta que existen unos veintinueve términos diferentes (pocos de ellos considerados como antiguos o prehistóricos), y, de nuevo, repartidos estos en sus respectivos grupos o clados, o sea, en unos cinco o seis clados solamente, pero una vez más, ninguno es compartido por todos los grupos o clados lingüísticos indoeuropeos, apenas uno de los términos es compartido por dos de los once grupos o clados lingüísticos indoeuropeos actualmente aceptados.

Finalmente, hasta el concepto de “jefe” o “rey”, sin duda alguna, más que importante para la imagen que nos han vendido (y que todos hemos comprado) sobre tales élites guerreras de jinetes esteparios supuestamente hablantes de protoindoeuropeo que por toda Europa y gran parte de Asia se hacen con el poder de manera violenta y dominante, resulta que solo poseen un término (Proto-IE: *reg’- (*rēg’-s) “jefe, rey”) compartido en la antigüedad y por solo cinco de los once grupos o clados lingüísticos descendientes del Proto-Indoeuropeo, mientras que otros veintitrés términos diferentes están repartidos entre casi todos los once grupos clados lingüísticos indoeuropeos.

Es decir, que tales conceptos relacionados con el “gobierno”, la “dominación” y el “reinado”, que deberían haber sido heredados por todos los grupos o clados lingüísticos descendientes del Proto-Indoeuropeo (o por la mayoría, al menos), junto con la tecnología de la equitación y los carros y la misma hacha de batalla, desde unos supuestos bravíos antepasados jinetes guerreros, hablantes del Proto-Indoeuropeo, no se heredan realmente de ellos (salvo unos pocos y en unas pocas lenguas), siendo diferentes entre si en su gran mayoría, lo cual apunta claramente a diversos orígenes desde diversas lenguas (o a diversas invenciones propias de cada grupo o clado) y en diversos momentos cronológicos.

¿Esteparios protoindoeuropeos como “supermachos alfas”?

Para concluir este breve adelanto de nuestro libro, puede que hasta lo de los esteparios hablantes de indoeuropeos en plan guerreros supermachos alfas que se quedan con todas las mujeres de todos los hombres de Europa y Asia, lo cual significa quedarse con una media de más de treinta linajes maternos y millares de mujeres de cientos de culturas y cientos de lenguas diferentes, no sea tampoco tal como no los han contado, al menos no del todo. Puede que sea otro capítulo más de la misma “película” que nos han vendido y que todos hemos comprando, pues no se explica fácilmente cómo es posible que siendo así como nos lo han contado, con esa superpoligamia en plan “macho alfa” al estilo “jeque árabe” o “faraón egipcio” con harenes de múltiples mujeres de nacionalidades, lenguas y linajes diferentes, lo esperable sería que entonces en las lenguas de los once grupos o clados indoeuropeos se hubiesen conservado muchos términos para referirse a las mujeres, pues ante tantas variedades físicas, étnicas y lingüísticas de tantísimas mujeres, lo esperable es que todos esos esteparios “macho alfas”, hubiesen aprendido e incluido en su léxico muchas de las denominaciones que en esas lenguas se tenía para referirse a la “mujer”, al menos unas cuantas, aunque solo fuera por un sentido práctico para diferenciarlas, pero no, resulta que, paradójicamente, lo que no ocurrió con los términos más relevantes relacionados con la supuesta alta tecnología (carros, equitación, y hachas poderosa de bronce) y los conceptos relacionados con el poder, la dominación, la conquista y el reinado, que no pasaron a todos los grupos o clados lingüísticos, sino solo a unos pocos, y ninguno llegó a ser compartido por todos los grupos o clados lingüísticos, pues resulta que sí ocurre con el término para mujer, el Proto-Indoeruopeo: *gʷen-, *gʷnā- ‘mujer, esposa’, que no solo pasa a todos los grupos y clados indoeuropeos, sino que, increíblemente, es el único término protoindoeuropeo. Sinceramente, hallar algo con más sin sentido que esta dicotomía, es imposible. En esta historieta de los feroces jinetes guerreros esteparios en plan “super men” que eliminan fácilmente a casi todos los linajes de hombres anteriores de Europa y gran parte de Asia (gracias a la supuesta superioridad tecnológica), y en plan supermachos alfas que se quedan con millares de mujeres de casi todos los linajes de numerosas culturas con numerosas lenguas diferentes, sigue sin poder cuadrar la lista con el billete.

Conclusión

Si los esteparios (R1b*) realmente llegaron a jugar un papel importante en la propagación de las lenguas indoeuropeas, esto sería algo posterior en la Europa Occidental, quizá a partir del surgimiento del Campaniforme Oriental, que no es más que una fusión con el Campaniforme Occidental de origen peninsular ibérico, que se produce en Centro Europa, no muy lejos de la actual Alemania. Mientras que por las partes de Europa Oriental, Asia Occidental y Oriente Medio, más o menos sobre las mismas fechas o quizá poco antes, ellos pudieron actuar como vectores de uno o varios grupos lingüísticos indoeuropeos, pero en cualquiera de los casos, no fueron los creadores ni los responsables de introducir las artes de la equitación y el uso de carros, ni en Europa, ni en Asia.

En fin, que de ninguna manera “genes = lengua”, igual que de ninguna manera “paquete arqueológico = lengua”, dos de las más grandes falacias que lamentablemente aún siguen siendo esgrimidas por muchos arqueólogos y genetistas. No existe ni la menor evidencia lingüística para seguir sosteniendo esa fantasiosa imagen de grupos de jinetes guerreros esteparios a caballo blandiendo hachas de bronce y conduciendo carros, mientras van arrasando con todos los varones en Europa e imponiendo su lengua por la fuerza de una supuesta tecnología bélica superior. Por ello mismo (entre otras razones de gran peso lingüístico) ya se comienza a poner en tela de juicio, incluso, que hasta sean esos esteparios los creadores del Proto-Indoeuropeo y los responsables de su primera gran propagación por toda Europa y partes de Asia.

Ellos pudieron ser vectores de algunos clados de lenguas indoeuropeas, sí, eso sí es probable, y puede que hasta cierto, pero no parece que hayan sido los creadores del Proto-Indoeuropeo, y con toda seguridad, no serían los creadores o inventores de la equitación ni de la rueda y el carro, ni sus difusores principales, y es posible, incluso, que la lengua principal o dominante de los esteparios no fuera ni siquiera el Proto-Indoeuropeo, sino una lengua aglutinante no muy alejada de las altaico-túrquicas y urálicas y hasta de las mismas ibera y euskara, tal como consideramos que vamos a poder demostrar con suficiente rigor histórico-lingüístico (aplicando también arqueogenética y arqueotoponimia) en un libro que llevamos un par de años preparando y que ya próximamente publicaremos, con toda probabilidad antes de finalizar este mes de agosto.

* NOTA: Todos los términos lingüísticos usados en las comparaciones se hallan bien documentados y debidamente referenciados con sus respectivos diccionarios y bases de datos científicas en el libro

DEFINITIVAMENTE, LOS ESTEPARIOS NO VINIERON DESDE LAS ESTEPAS A CABALLO NI EN CARROS. UNA DE LAS VISIONES MÁS "ROMÁNTICAS" O "ÉPICAS" HA RESULTADO SER ABSOLUTAMENTE FALSA

DEFINITIVAMENTE, LOS ESTEPARIOS NO VINIERON DESDE LAS ESTEPAS A CABALLO NI EN CARROS. UNA DE LAS VISIONES MÁS "ROMÁNTICAS" O "ÉPICAS" HA RESULTADO SER ABSOLUTAMENTE FALSA

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