Georgeos Díaz-Montexano, Vitalitius Accepted Member of The Epigraphic Society.
Actualmente existe un debate muy interesante entre reputados lingüistas de la Eurasia Oriental (rusos, turcos, georgianos, mongoles, japoneses, coreanos, y no pocos de la Europa occidental que se les han sumado) y algunos importantes lingüistas de la Eurasia Occidental (principalmente ingleses, alemanes y estadounidenses) sobre cuál sería la lengua principal o dominante de los esteparios de la Edad del Bronce que invaden casi toda Europa hasta el occidente.
La postura aún dominante entre los lingüistas eurasiáticos occidentales sigue siendo que dicha lengua sería el Proto-Indoeuropeo o un Indoeuropeo Arcaico algo posterior, sin embargo, importantes lingüistas de la misma Eurasia Occidental (en este caso, principalmente italianos, españoles y algunos ingleses y franceses) cada vez se convencen más de que la lengua principal o dominante que hablarían esos esteparios asiáticos de las regiones entre el Mar Negro y el Caspio no sería indoeuropea sino altaica, concretamente Altaico-Túrquica, justo como la Ibera misma y puede que en parte también la Euskara, en ambos casos, solo si mis hallazgos epigráfico-lingüísticos resultaran verificados y aceptados por la comunidad académica internacional de lingüistas.
Estudios muy recientes de destacados lingüistas, entre los que se halla nuestro gran lingüista, Francisco Villar Liébana, reconocido mundialmente como una de las máximas autoridades en lingüística indoeuropea (uno de los más citados fuera de España en la literatura científica de revisión por pares), fundamentalmente especializado en los análisis de arqueotoponimia, apuntan a que la presencia de lenguas indoeuropeas en Europa, incluida Iberia misma, es algo mucho más antiguo, que podría remontar al Calcolítico como mínimo, o sea, anterior a la llegada de los esteparios. Otros autores están llegando a la misma conclusión por vías y hallazgos propios e independientes a los realizados por Villar Liébana.
De modo que es probable que el dogma que lleva vigente desde hace mucho tiempo -y que aún se insiste en mantener- de que las lenguas indoeuropeas llegan a Europa occidental tras los movimientos de los esteparios podría cambiar significativamente en cualquier momento. Quizá (basándome en lo que considero demuestra mas que sobradamente Villar Liébana) las leguas indoeuropeas ya eran muy importantes en el Occidente de Europa, incluida Iberia, desde el Calcolítico temprano o medio, como fechas más recientes, pues para Villar Liébana es probable que incluso desde un poco antes, desde el Neolítico Tardío, aunque mis estudios epigráfico-lingüísticos sobre numerosas inscripciones de posibles proto-escrituras lineales prehistóricas de la península no muestran (de momento) presencia de lengua indoeuropea alguna, salvo unos pocos ejemplos dudosos del Calcolítico Medio o Tardío.
La casi totalidad de inscripciones y grafitos de tales proto-escrituras lineales prehistóricas que son traducibles -en cuanto a contexto favorable- con un mínimo de sentido lógico, sustentan la teoría de que la lengua dominante, al menos desde el Neolítico Temprano y durante casi todo el Calcolítico (pudiendo llegar hasta el mismo Bronce) es afrasiática. En algunos casos (los menos), concentrados casi todos en la zona noroccidental de Iberia (área atlántica) son claramente vinculables con la familia bereber o proto-bereber, mientras que el resto de la inscripciones (la mayoría de los casos) solo son traducibles con un mínimo de coherencia en lo que podríamos denominar un Afrasiático-Semítico, es decir, una lengua afrasiática donde ya se aprecian algunas importantes raíces proto-semitas. Podríamos denominarla más apropiadamente como Atlanto-Afrasiático o Afrasiático-Semítico Occidental. Esta sería la lengua predominante o principal introducida por los granjeros, o sea, por los agricultores y ganaderos del Neolítico que llegan a Iberia hace unos 7500 años, provenientes de las regiones del Cercano Oriente (Irán, Siria, Palestina, Israel, Líbano, etc.) y Asia Menor (Anatolia).
De acuerdo a lo anterior, la legua que introducen los esteparios no sería realmente el Proto-Indoeuropeo sino otra, siendo probable, al menos, uno de estos dos escenarios:
1 Una familia de lengua indoeuropea diferente a la arcaica o verdadera proto-indoeuropea que habría llegado antes, quizá durante el Calcolítico. Esta nueva familia indoeuropea que llegaría con los esteparios, entre finales del Calcolítico y principios del Bronce occidental europeo, quizá sea la que da origen directamente a las lenguas llamadas indo-germánicas o bien a las celto-itálicas.
2 Una familia diferente como podría ser la Altaica o más concretamente Altaico-Túrquica y de la que habrían surgido dos ramas que sobrevivieron hasta la Edad del Hierro: la ibérica y la euskárica, aunque ambas a su vez separadas por mucho tiempo, tanto en lo espacial o geográfico como en lo temporal.
Es decir, que no sería de ningún modo la lengua Euskara hija de la Ibera ni la Ibera hija de la Euskara, sino lenguas que podrían tener un remoto origen común eurasiático en alguna zona de las estepas del Asia Central, dentro de la macrofamilia Altaica. Mientras una rama (ibérica) llega primero a Iberia como parte del mismo proceso poblacional iniciado por los esteparios, la otra rama (la que da origen a la lengua Euskara) llegaría al nordeste de Iberia mucho después. Según los estudios lingüísticos de arqueotoponimia de Francisco Villar Liébana, esta llegada de hablantes del idioma Euskara antiguo se habría producido en época de los romanos, o sea, una vasconización tardía, hipótesis esta que coincide con la ya planteada hace más de medio siglo por el destacado lingüista y turcólogo, Hamit Zübeyir Koşay (quien los hizo venir desde el Asia Central), entre otros, que vienen planteando lo mismo acerca de una llegada tardía (casi coincidiendo con la de los romanos) de los hablantes de Euskara, aunque sin entrar demasiado en el asunto del lugar de origen o punto geográfico concreto de Eurasia desde el cual habrían partido estos primigenios euskaldunes o vascos.
Como concluye el científico ruso, Anatole A. Klyosov, uno de los más reputados genetistas eurasiáticos especializados en genética poblacional antigua: “Aunque el avance de la cultura Kurgan (esteparios) fue hacia el oeste, o más exactamente, hacia el oeste y el sur, no llevaban consigo las lenguas indoeuropeas (de los linajes R1a). Llevaban los idiomas Proto-Túrquicos (de los linajes R1b).”(1) Añade Klyosov que existe una gran probabilidad de que las lenguas vascas sean antiguas lenguas túrquicas del haplogrupo R1b, traídas a los Pirineos hace unos 4 mil años, después de una larga ruta tortuosa desde las regiones de los montes Altai, a través del Volga y los Urales y las estepas del sur, cruzando el Cercano Oriente, el Cáucaso y Anatolia hasta llegar a Iberia. Mientras que por otra vía, otros de los mismos R1b también pasarían por algunos lugares del norte de África.
Éste ha sido un resumen de lo más novedoso al respecto de estas teorías, de acuerdo a los más recientes estudios de genética poblacional y lingüística histórica comparada. Todo ello saldrá mejor y más ampliamente explicado con datos científicos recientes, referencias, gráficos, diagramas, infografías, etc., en mi próximo libro, que espero poder lanzar antes de terminar el verano.
Notas
(1) Journal of Russian Academy of DNA Genealogy (ISSN 1942-7484), 2010, Vol. 3, No 1, pp. 3 – 58.
Libro muy recomendado: Indoeuropeos, iberos, vascos y sus parientes: estratigrafía y cronología de las poblaciones prehistóricas, de Francisco Villar Liébana, 2014.