Georgeos Díaz-Montexano, Scientific Atlantology International Society (SAIS)
Uno de los más misteriosos papiros mágicos que fue creado en algún momento entre la visita de Solón a Egipto y los tiempos de Platón, demuestra de un modo más que claro y manifiesto como para entonces los egipcios orientaban sus planos, esquemas o mapas, hacia los cuatro puntos cardinales mirando hacia el Norte y de espaldas al Sur, quedando el Este a la mano derecha y el Oeste a la izquierda, como hacían (y aún hacemos) la mayoría de los europeos, y no de cara al Sur como se expone en todos los libros de textos de Egiptología.

Esta evidencia epigráfica constituye un nuevo soporte a mis investigaciones sobre el origen egipcio del relato de la Atlántida, tal y como se expone en el Critias. Varios autores antiguos de gran autoridad corroboran el dato de que, en efecto, fueron unos sacerdotes egipcios quienes trasmitieron la narración a Solón, el tío-pentabuelo de Platón. Entre tales autoridades destaca el célebre historiador Plutarco de Queronea, quien corrobora el hecho al haber consultado él mismo fuentes egipcias, y dándonos hasta los nombres de los sacerdotes que trasmitieron la narración sobre la Atlántida a Solón, Sonjis de Sais y Psenofis Heliópolis, quienes -afirma Plutarco- eran considerados como los más reputados sabios egipcios de aquellos tiempos. También Crantor, considerado como intelectual serio, honesto y de gran estatura moral, tras realizar una vista a Egipto, dio testimonio de como los sacerdotes le mostraron algunas estelas en cuyos textos se narraba la misma historia descrita por Platón en el diálogo del Atlántico (El Critias) sobre la guerra de los Atlantes contra los Atenienses. De modo que, la historia sobre Atlantis no es una mera invención de Platón. Era una historia, o leyenda, que fue trasmitido a Solón por al menos dos de los mas reputados sabios egipcios de entonces, cuyos nombres conocemos gracias a las consultas que Plutarco hizo en los archivos egipcios, muy probablemente en la misma Biblioteca de Alejandría. Una historia que aún en los tiempos de Crantor (entre finales del siglo IV y comienzos del III AC) se hallaba registrada en algunas estelas egipcias, que probablemente se hallarían en el mismo templo de Neith, en Sais, sin descartar el sagrado templo de Ra en Heliópolis, u otro importante templo del Egipto más interior.
En el Tomo II de mi Epítome de la Atlántida Histórico-Científica, dedicado por completo al estudio, traducción y análisis de numerosas fuentes egipcias (textos y mapas en papiros y pintados en paredes y techos de templos y tumbas) que evidencia una larga tradición que existía en Egipto desde mucho antes de la visita que Solón hizo a Sais entre el 590 y 580 A.C.
Estos numerosos textos, planos y mapas muestran a una importante isla situada en el inmenso mar azulverdoso, justo delante de un canal estrecho que se correspondería con el actual estrecho de Gibraltar (Columnas de Hércules). Tal isla, en los más antiguos mapas iba acompañada del siguiente texto: “Ésta es el Gran Azulverdoso mar de la Isla de los Dioses -donde los dioses pusieron las aguas frías- y su longitud y amplitud no se dijo -ni siquiera- a Osiris”…


Versión a Todo Color

