por Acerca de las misteriosas cabezas pétreas de Río Tinto, Huelva.
Georgeos Díaz-Montexano – Historical-Scientific Atlantology Adviser for James Cameron, Simcha Jacobovic and National Geographic.
El artículo publicado en Tartessos.info, firmado por la periodista Luisa Alba, salió publicado en Año Cero en el 2001. Gran parte de la información partió de una entrevista que me hizo la misma Luisa Alba, aunque después unos extraños errores de edición -aún inexplicados- terminaron mezclando las opiniones de casi todo el mundo, poniéndose en mi boca cosas de otros, y viceversa. Por ejemplo, se omitió el hecho (y se le adjudicó a otro) que fui yo el primero que hizo un estudio de las cabezas y el primero que publicó sobre ellas todas esas mismas conclusiones que Luisa Alba explica en el artículo (menos lo de los extraterrestres como cualquiera puede verificar en mis publicaciones originales del año 97), y que muchos después han seguido repitiendo, igualmente sin mencionarme ni de pasada siquiera.
A estas alturas ya me he resignado a todo estos extraños errores que “casualmente” al único que ningunean y restan o arrebatan méritos propios es siempre a mi, ya que mis méritos fueron adjudicados a otros que ni pajolera idea tenían del tema, y que por lo que sé jamás protestaron ni hicieron nada porque se rectificaran tales adjudicaciones hacia a ellos de méritos ajenos, pues se ve les encantaron esos oportunos errores… En fin…
El estudio me fue encargado justamente en 1996 por quien en aquél entonces era el director del Museo Posada del Moro en Torrecampo, D. Esteban Márquez Triguero, gran amigo mío y una bellísima persona, al que espero Dios tenga en su gloria (falleció el 20 de Septiembre de 2003). Nada más él adquirió las piezas me pidió que las estudiara y le diera mi opinión. Mi conclusión fue que las del primer lote -por suerte las más importantes y reveladoras- parecían a todas luces ser auténticas. Todo esto, antes de que él mismo encargara el análisis de la pátina a la Universidad de Granada, análisis cuyos resultados no hicieron más que ofrecer soporte a mis argumentos y a lo que ya había publicado sobre las mismas en la revista “ArkeoHistoria” y en algunas notas de prensa.
Más tarde, después de mis publicaciones, estoy casi seguro que le colaron algunas falsificaciones. Algunos oportunistas que se aprovecharon de que él estaba muy interesado en rescatar todas las cabezas que habían aparecido en el Cerro Salomón (Río Tinto) en la década de los 70. Esto sucedió justo poco después que salieron mis artículos publicados, pues la revista entonces se vendía muy bien llegando a todos los lugares de España y a algunos países de Suramérica y EE.UU. Así, de repente, algunas personas empezaron a ofrecerles supuestos hallazgos similares, claro, previo pago de cantidades de dinero algo elevadas, que el buen hombre, amante de nuestra Historia pasada y de nuestro patrimonio, consciente de que el Estado jamás pagaría ni un euro por tales evidencias (de hecho fue así), por tal de rescatar la piezas las compró sin apenas miramientos ni mucho regateo.
En aquellos momentos yo me encontraba en Egipto y cuando regresé y las vi, rápidamente noté que eran -sin lugar a dudas- una malas imitaciones muy recientes, sin pátina, con trazos muy visibles aún de haber sido talladas con herramienta de metal, y claramente copiadas de algunas de las que justamente habían salido publicadas. Lo cual se verificó después, en parte, porque se terminó consiguiendo la confesión de uno de los implicados en el fraude de al menos dos de las cabezas de las últimas adquiridas por Márquez Triguero.
Pero bueno -insisto- las más importantes, las del primer lote adquirido por Márquez Trigueros antes de que me encargara el estudio, presentan sólidos indicios de ser auténticas. Es decir, fabricadas como mínimo hacia finales de la Edad del Bronce, ya que por paralelismos con otros hallazgos similares que he localizado en otros lugares de Iberia misma (Baelo Claudia, consideradas indígenas prerromanas) y del Mediterráneo (como en Sicilia, por ejemplo), no me convencen sean de más de 10 000 años como algunos aún prefieren seguir creyendo sin más base que mi propia identificación de caracteres “paleoantropoides” (hominoideos) en algunas de las cabezas, tal y como publiqué en mi primer informe.
El link de mis publicaciones de entonces. En la revista nº 1 del 97 y también volvimos a publicar otras cabezas importantes, muy poco después, en el nº 5 del mismo año.
En cuanto pueda escanearé el artículo original, el primero, y lo subiré a mis notas para que podáis leerlo en PDF. Por si os interesa conocer los hechos verdaderos, tal y como sucedieron… Así sabréis cómo sigue habiendo gente que se aprovecha con total descaro del trabajo de otros, y encima, sin ni siquiera tener la delicadeza de una mera y simple mención de reconocimiento sobre uso de fuentes, y así sabréis también cómo es que hay otros -no menos peores- que conociendo muy bien todos estos hechos, deliberadamente siguen divulgando las informaciones sesgadas y plagiarias, cambiando mi nombre por un “G. Diez” (para que no se me reconozca fácilmente) y encima hasta poniendo en mi boca o pluma palabras que jamás dije o escribí, o simplemente omitiendo deliberadamente cualquier mención o reconocimiento a mi persona.
